“La «piedra de Aveiro» no es piedra, es adobe, un material pobre, poroso y quebradizo, es una mezcla de cal, arena y lodo, que ha dado serios problemas de conservación y utilización de los viejas edificaciones. Con este material se construyeron los muros y las casas más humildes de la ciudad y del campo, y también las casas campestres de las familias ricas. Los tejados eran hechos con teja tipo canudo, que era producida en las muchas alfarerías de la región. Esta teja artesanal prevaleció durante décadas a la producción industrial de la teja Marsella. Escaseaba la piedra y sobraba el barro. Por eso, es imposible imaginar Aveiro sin pensar en el barro, en sus alfarerías, en sus azulejos y en su colorido. El alma de Aveiro está hecho de barro, lo lleva en sus entrañas”. AVEIRO, CIUDAD DE AGUA, SAL, ARCILLA E LUZ Manuel Ferreira Rodríguez
terça-feira, 31 de março de 2009
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